Ayúdanos a darle a Kimberly una nueva oportunidad de vida

Mi nombre es Jonathan Morera, y hoy me toca contar una historia que nunca imaginé tener que escribir. Mi hermana menor, Kimberly Morera, de solo 29 años, está a la espera urgente de un trasplante de riñón. Detrás de este pedido hay un rostro, una familia pequeña, y una lucha diaria que a veces nos supera.

Kimberly fue diagnosticada desde los 26 años con Síndrome Nefrótico, una condición que provoca que los riñones filtren mal, perdiendo proteínas esenciales a través de la orina. A pesar de todos los tratamientos, en noviembre del 2024 recibió un golpe devastador: fallo renal crónico. Desde entonces, su salud se ha deteriorado progresivamente.

Hoy debe realizarse diálisis todos los días, lo que la mantiene con vida, pero también la deja en un estado de profunda debilidad, anemia constante y sin posibilidad de trabajar. Aunque contamos con el apoyo de la CCSS, no es un secreto que a veces no es suficiente. Muchos cuidados, insumos y gastos indispensables no están cubiertos.

Un ejemplo sencillo pero duro: para mantener la salubridad del espacio donde realiza sus diálisis, solo recibimos un galón de alcohol cada dos meses, algo insuficiente para las exigencias de un proceso tan delicado.

Nuestro núcleo familiar es pequeño: mi mamá, Kimberly y yo. Y aunque hago todo lo posible por sostenernos económicamente, la carga emocional y financiera se hace cada día más pesada. Hemos resistido todo lo que hemos podido, pero hoy necesitamos ayuda.

Por eso, con toda la humildad del mundo, acudimos a la solidaridad de quienes puedan y deseen tendernos la mano.
Cada aporte, cada compartido y cada palabra de aliento nos acerca un paso más a que Kimberly reciba el trasplante que puede salvarle la vida.

Gracias por leer, por sentir, y por ayudar.
Seguimos en la lucha diaria, con fe y esperanza, hasta que llegue ese riñón que tanto estamos esperando.